LA NIÑA DE RAJOY: EL RETORNO

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Rajoy, mi padre putativo, me prometió una familia, una vivienda y unos padres, con trabajo. Una educación tan buena como la mejor, pasearme por el mundo sin complejos, crecida en libertad y sin tener miedo a las ideas de los demás. Me aseguró que tendría un hondo orgullo de ser española.

Pues bien, tengo una familia desestructurada, una vivienda pendiente de desahucio y dos padres en paro que no se divorcian porque no tienen posibles para ser independientes.

Y tengo miedo a las ideas de los demás, las ideas perversas de quienes planifican nuestro futuro “legitimados” por las urnas y completamente ajenos a los intereses de sus representados.

Del hondo orgullo de ser española ni hablamos.

Me inquieta que en mi educación tengan el mismo peso los 10 mandamientos que la tabla periódica de los elementos. Y tengo miedo de quedarme embarazada con 16 años y que un desconocido decida mi destino desde un turbio despacho.

Cada vez que veo las noticias me siento transida, me da vueltas la cabeza y vomito excrementos de okapi. Tan loca me vuelvo que el mismísimo Rouco Varela me ha llamado para ofrecerme los servicios de su nuevo equipo de exorcistas (es lo que tiene salir en la tele)

Asegura que mi caso es un claro ejemplo de influencia demoníaca.

Me imagino que al gobierno le gustaría atarme a la cama y calmarme con jaculatorias y golpes de agua bendita. Quitarme ese diablo que me ha poseído con rosarios y falsas promesas de eternidad selectiva.

Pero mi diablo se alimenta de sobres, de privatizaciones y de mentiras.  Los devora con un apetito insaciable para transformarlos en una fuerza sobrehumana y letal. Por eso ni la mismísima Cristina Cifuentes ni todos sus esbirros podrán atarme a la cama.

Es el momento de levitar: poseídos del mundo, nos vemos en la calle.

http://www.youtube.com/watch?v=xdFDPxsxl9Y

FEOS

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Yo soy uno más. Uno de tantos que nunca se sintieron elegidos:un feo.

Es difícil darse cuenta del daño que nuestro físico puede llegar a provocarnos, nacemos así. En el mundo científico se afirma que la fealdad humana es parte de la selección sexual y un indicador de una salud física y una herencia genética pobre o débil…¡Acabáramos! Nuestra fealdad no es una casualidad, sino la materialización de la degeneración de la especie, basura genética en estado puro.

Pertenecemos al club de los gordos, de los pobres, de los maricones. Minúsválidos culpables de algún pecado original del que no somos conscientes. Aquellos que por ser quienes son necesitan pagar un extra por estar invitados a la fiesta: la inteligencia, la simpatía, la entrega, la paciencia,…Todo vale para que se olviden de nuestra mirada mate, nuestra sonrisa asimétrica, nuestro pelo ralo y grasiento.

Pero ser feo también ayuda. No es un secreto que todas las especies desarrollan sus capacidades ante un entorno adverso. Los feos, agazapados tras las rocas, observamos a nuestros competidores para diseñar nuestra estrategia de supervivencia.

Y es en ese proceso cuando nos volvemos feos de verdad. Cuando el complejo muta en ambición, la frustración en venganza y la amargura en violencia.

Arturo Fernández se equivocaba, los auténticos feos no vamos a las manifestaciones. No es raro que finalmente acabemos en el poder, lo necesitamos.

Guapos del mundo, lo vais a pagar…

(Recomiendo escuchar la canción viendo las fotos que encabezan el post)

FUMATA ROSA

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Soy uno de los cardenales participantes en la elección del nuevo Papa. Una candidatura a la que en teoría se puede presentar todo el mundo pero que, en realidad, supone la culminación de una larga trayectoria política en el seno del Vaticano.

Nuestro Señor Jesucristo ya llegó a la tierra con el poder  Divino, nosotros tenemos que ganarlo.

Elegimos al nuevo Obispo de Roma, al Jefe del Estado del Vaticano, al Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, al Pontífice Supremo de la Iglesia Universal,…

Vamos, que esto no es Miss España.

Para sobrellevar el Conclave  entre reunión y reunión charlamos animadamente sobre fruslerías  que nos permiten livianizar el peso de una decisión histórica.

Por ejemplo, sobre zapatos. Desde las  humildes “sandalias del pescador” que se puso el primer Papa de la Historia, las modas en calzado eclesiástico se han visto representadas por las mejores marcas internacionales; de todos es sabido la afición de Ratzinger a Prada, yo soy más de John Loob, en Saville Road.

Parecerá una frivolidad, pero nuestra desmedida afición a los zapatos de lujo solo demuestra que, más allá de la vocación celestial, tenemos los pies en la tierra. Y para cristalizar una auténtica tarea evangelizadora tenemos que pisar fuerte. Si lo hacemos con delicados materiales adaptados primorosamente a nuestros pies, mucho mejor. Un mal juanete en un Papa se puede convertir en una encíclica diabólica (si se me permite la expresión)

También hablamos de cosas nuestras. Ya saben, las que afectan a nuestro espacio más íntimo. No hay nada como un Cónclave para intercambiar datos y teléfonos de monaguillos y coristas. Esos jovencitos que, impulsados por el amor a Dios, nos mantienen alerta del pecado ¿Y qué sería de la Iglesia sin el pecado?

Desde luego no todos se entregan a esas prácticas, pero no hay nadie en todo el Vaticano que no las conozca.

Mucha gente ve una contradicción entre nuestra cerrada oposición al matrimonio homosexual y los habituales escarceos vividos en el seno de la Iglesia.  Pero ¿Cómo vamos a sacramentalizar el pecado? El pecado se vive, se disfruta y se paga con la culpa.

Un pecado glorioso que se despierta entre el fru fru de las casullas, en la intimidad de los confesionarios, silenciado por el eco sordo de las cúpulas y embriagado por el santificado aroma del incienso.

Aventuras que se alimentan del secreto y de la culpa, siempre los mejores afrodisíacos.

Pero no estamos solos. Pronto las monjas (siempre un paso más atrás)  también saldrán del armario. No se me ocurre un nombre más excitante que el que detentan las religiosas en proceso de formación: novicias.

Si el escrutinio para elegir al nuevo Papa reflejara la realidad de la Iglesia no se materializaría en una fumata blanca. El humo nacido del fuego que arde en las entrañas del Vaticano sólo podría tener un color: el mismo que los zapatos de Benedicto XVI. Y no precisamente para pedir la ordenación sacerdotal de las mujeres…

PUTAS

Querida Esperanza:

Somos dos putas madrileñas de lo más castizas: Paloma y Carmela. Te escribimos para agradecer tu esfuerzo en traer Eurovegas pa Madrid. Espero que no te moleste el tuteo, pero entre compañeras es lo suyo. Y digo compañeras porque tu eres de las que saben que como está la cosa no se puede decir no a ná, que luego se van con alguna extranjera menos remilgada y nos quedamos sin choja.

Con el Adelson ese has estao como una profesional, a cada uno lo suyo.

Eso sí, métele prisa que la Carmela y yo ya no cumplimos los 60 y vamos a llegar cascaíllas al evento. Pero bueno, Cher es muy Las Vegas y nosotras somos muy Cher, que nos lo dicen todos aquí en Ballesta. Todo no va a ser americano…¡Digo!

También queremos aprovechar para agradecer a tu partido lo bien que ha estao en otros temas de gran importancia para nuestra supervivencia. De la reforma laboral pasamos que nosotras somos autónomas (¿Se dice así?)

Lo primero la educación. Estamos encantadas con que apoyéis los colegios religiosos y fetén lo de separar a los niños de las niñas que con todo ese rollo del pecao salen más antinaturales y nos llegan con más ganas de vicio que, no nos engañemos, es nuestra herramienta de trabajo.  Además así le tienes contento al Roucco ese que parece que lo del juego y las putas como nosotras no le entra. Anda que pa vicio…

Y lo del aborto muy guay, que aquí la amiga y yo en la mesa de la cocina con un alambre y un par de cuchillos siempre nos hemos sacado un sobresueldo haciendo apaños a las compañeras y las señás del barrio, y con lo de hacerlo gratis en los hospitales se nos fue el chollo. Que nosotras por no tener ya no tenemos ni chulos. Ya se que lo de matar niños no te mola ná pero como me dijo un cliente es “la ley de la oferta y la demanda” y de eso también sabes tu un rato. Y no está la seguridad social para extras que los niños enfermos dan mucha lata.

Me acuerdo cuando los padres nos traían a sus hijos para que les enseñáramos los secretos de la vida, eso sí que era educación pública, sin horario ni fecha en el calendario no como esos maestros gandules que encima tenemos que pagarlos tós.

No te voy a engañar, Esperanza, con lo del Eurovegas este  también nos dais nuestra última oportunidad para morir como señoras. Porque digo yo que ahi te podrán casar a lo express ¿No? Como hacen en América disfrazados de Elvis pero aquí vestidos de Manolete o de Bruno Lomas, según el gusto de cada cual que la cosa tá mu confusa.

Y la Carmela y yo metidas en faena, sabemos que con un cliente bien cogorzao, mareao por la ruleta, intoxicao por 4 paquetes de tabaco y alguna que otra cosa de las que se meten ahora, tenemos claro que solteras no nos quedamos. Allí mismo en un pis pas nos hacemos respetables, que ya nos toca.

Ya que estamos queríamos pedirte otra cosilla. Un crédito, una suvención o lo que mejor a ti te cuadre pa reajustar nuestras hechuras, vamos, pa la cirujía estética. Ejque estamos ya un poco mustias y digo yo que la Comunidad de Madrid estará interesada en promocionar el producto local. Con los cuerpos renovaos prometemos armar la tremolina día si y día también.

Pues eso, que aquí estamos pa lo que Eurovegas  necesite y que muchas gracias Esperanza por ser tan puta como nosotras. Que ya pensábamos que los valores se estaban perdiendo…

Atentamente,

La Paloma y La Carmela

P.D. dejamos aquí un tema pa darle la bienvenida al Adelson, que las madrileñas somos mu hospitalarias.

GARGANTA PROFUNDA

No se engañen: todas las gargantas somos profundas. La diferencia, como en tantas otras cosas, está en la voluntad y no en la capacidad física. Y últimamente nosotras las gargantas estamos demostrando una inusitada capacidad para tragar lo que nos echen.

Tragar no es una actividad tan sencilla como pueda parecer. En el proceso se activan muchos nervios y músculos, participando también la boca y el esófago. Pero es en la tercera fase de la deglución, la faríngea, donde las gargantas acaparamos el protagonismo. Ese momento mágico en el que la faringe avanza, comprimiendo el bolo contra el dorso de la lengua, obligando al alimento a bajar hasta que la epiglotis cierra la glotis y…¡Tragamos!

Lo mejor es que gran parte del acto de la deglución es involuntario, simplemente no podemos controlarlo. Nuestros dueños tienen que estar muy atentos y manejar adecuadamente nuestro mecanismo para poder decidir lo que tragamos y lo que no.

Y no están atentos, se lo aseguro. Se lo tragan todo con una irresponsabilidad fetal, convirtiendo sus gargantas en autopistas sin peaje siempre abiertas a cualquier vehículo por desmesurado que sea su tamaño.

Basta con ojear un poco los periódicos para darse cuenta de la dimensión de nuestro problema: pase lo que pase…¡A tragar!

Menos mal que las gargantas, como todo el mundo, tenemos nuestra coartada. Si solo sirviéramos para tragar, visto el panorama, sufriríamos serios problemas de autoestima

En nuestro interior tenemos instalado, de fábrica, otro instrumento maravilloso: las cuerdas vocales. Esas que se cierran cuando tragamos para que los “alimentos” tomen el camino adecuado y no acaben flotando en el incierto paisaje de nuestros pulmones.

Gracias a las cuerdas vocales podemos expresarnos, opinar, intercambiar ideas…incluso cantar.

Y también gritar. Que ya que tragamos, por lo menos que se nos oiga. Basta con cambiar el mecanismo cuando intenten introducir en nuestro interior algo intragable: elevar la faringe para bloquearlo,  cerrar el músculo cricofaríngeo y poner en movimiento nuestras cuerdas vocales para gritar:

¡Ya no tragamos más!

Y para ir practicando, un karaoke

BARBARELLA

Ni se imaginan lo confusa que resulta la vida interestelar. Te pasas el día saltando de planeta en planeta, de estrella en estrella y, lo peor, de época a época, que es lo que tiene viajar en una nave que adelanta a la luz con la misma facilidad que un Porsche a un Gordini.

Así que un día desayuno en el siglo XXIII en Saturno y por la tarde meriendo en las toscas praderas de Marte 120 años después.  Hay que ser muy organizada para no perder la cabeza con este trasiego. Sobre todo con estos modelos tan poco prácticos de Rabanne que, siendo todavía un clásico en la Galaxia, es muy fácil que te tomen por lo que no eres.

Menos mal que todo ese movimiento tiene un objetivo: la lucha contra el mal.  Y hay mucho mal en la infinitud del Universo.

El poco tiempo  libre del que disfruto me gusta pasarlo en sitios exóticos, como un país delicioso del sur de Europa llamado España. En ese lugar pasé unas divertidas vacaciones en el 2010. Lo recordaba como un país avanzado, de hombres depilados y mujeres resueltas, cuerpos esbeltos de largas extremidades y una vida sexual bastante activa. Los restaurantes ya presentaban menús deconstruídos y en los clubs se bailaba buena música electrónica en un ambiente razonablemente higiénico. Pero, francamente,  todavía le quedaban unos años para convertirse en el país moderno que demanda una heroína de mis características.

Recientemente  regresé un fin de semana con la insana voluntad de comprobar sus avances y ver si por fin se merecía que me comprara una casita para mis ya próximos días de retiro. Para no cometer errores decidí aterrizar en la España del 2034, un plazo que consideré prudente de cara a mi necesario análisis antropológico.

Cómo describir lo que me encontré al llegar de nuevo… ¡Todo había cambiado! Los hombres lucían unas pelambreras infames y la media de altura había descendido unos 7 centímetros. Las mujeres, muchas de ellas con bigote, lucían sus carnes magras embutidas en trajes de telas baratas que aceleraban su sudoración incluso en situaciones de puro estatismo.

Me dijeron que la culpa la tenía la crisis de la que no habían podido salir en más de 20 años. (¡Qué sabrán ellos de crisis con lo que mis ojos han visto allende el Universo!) La merma de sus recursos les había llevado a una regresión gastronómica materializada en la vuelta al “puchero”. Un plato  hiper-calórico donde cabe todo menos los consejos de un dietista.

Ya nadie se preocupaba por su aspecto y hasta la publicidad había cambiado sus patrones estéticos. Los restaurantes más sofisticados servían platos grasientos que los clientes devoraban con satisfacción animal.  Y ni rastro de avances tecnológicos. Por lo visto un apagón analógico brutal negociado por su gobierno les dejó sin recursos digitales sumiéndoles en la más absoluta ignorancia.

Tampoco había discotecas, nadie salía por la noche. Solo de vez en cuando se reunían en las plazas de los pueblos para celebrar un acto masivo muy desagradable que llamaban “verbena”.

Yo, muy afectada les ofrecí mi ayuda y mi red de contactos intergalácticos, pero fue en vano. Me dijeron que ya no se fiaban de nadie y que preferían vivir así, ajustándose a sus posibilidades. No querían ni oír hablar del futuro…. ¿Qué pintaba yo allí entonces?

Ahora ando loca buscando otro destino. Me han comentado que en Zimbabwe las cosas ya están como a mí me gustan, solo me queda elegir el año donde ubicar mis vacaciones. Ya les contaré…

SOR MARÍA

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Me acusan de vender niños, de coaccionar a las madres biológicas para abandonar a  sus bebés (incluso de robarlos sin su consentimiento), de cobrar a los padres adoptivos, de ser la cabecilla de una mafia organizada de religiosas, médicos y enfermeras… No señores, no soy ninguna reina del hampa. Si Dios me hubiera dado ese talento tal  vez me hubiera entregado al mundo de las drogas (mucho más rentable) o al de la prostitución (tratando a las chicas como se merecen eso sí, como Jesucristo hizo con María Magdalena)

Ya lo dije en el comunicado que ante semejantes acusaciones me vi obligada a publicar: “He dedicado toda mi ya larga vida, pues acabo de cumplir hace dos días 87 años, a ayudar a los más necesitados de manera desinteresada, como forma de hacer realidad mis profundas convicciones religiosas”.

Ese es mi único pecado. Por eso me sientan ahora en el banquillo de los acusados.

La vida llevó a mis brazos a multitud de bebés que no habían nacido en el lugar adecuado en el momento justo. Y yo tuve la oportunidad de corregirlo, así de simple. ¿Es un pecado querer para los demás una vida mejor?

A muchos de esos niños los rescaté de úteros manchados por el pecado entregándolos a matrimonios virtuosos que solo deseaban crear una familia sin pagar el sucio peaje de la cópula.

Jesucristo también fue  hijo de un adulterio celestial: el de la virgen María con el mismísimo Espíritu Santo. No hay mejor coito que el que no se consuma (palabra de monja)

Ya lo dijo Churchill ,«Con el espíritu sucede lo mismo que con el estómago: sólo puede confiársele aquello que pueda digerir» Y muchas madres que pasaron por aquellos hospitales no tenían el espíritu (“santo”) necesario para digerir su propia maternidad.

Y no me estoy justificando. Lo que yo hice lo han hecho también los más importantes gobernantes del mundo.

Que se lo digan a Grecia, a Portugal, a España…Estos países también abandonaron su moneda-madre para ser adoptados por la promesa de un futuro mejor: el euro. Claro que todo sueño exige también sacrificios (¿Qué hay más cristiano que un buen sacrificio?)

Y riesgos: no siempre se acierta con la familia adoptiva y a veces los sueños se tuercen.

Pero no hay que lamentarse. Ahora muchos de aquellos niños buscan “desesperadamente” a sus familias biológicas. Deberían aprender de esos países que, ahora más que nunca, se aferran a sus padres adoptivos: Europa y la Banca.

Fueron ellos los que les cuidaron, los que les dieron la vida que siempre hubieran soñado, incluso por encima de sus posibilidades. Son ellos los que cargaron con su educación, con su salud,…¿Para qué mirar al pasado?

Además yo tuve en mis manos la posibilidad de imbricar distintos orígenes biológicos con realidades sociales diferentes y las mezclas siempre fueron buenas. Miren si no a Tomasito ¿No roza el milagro?

DÉJAME HABLAR…

Ese día cambió mi vida. Pero no tanto por hacer público mi compromiso con el Príncipe si no porque ese día aprendí a tragarme las palabras. Una lección que jamás pensé que asimilaría, pero nobleza obliga.(Y nunca mejor dicho)

Desde entonces podrán llamarme pájara, pero nunca cotorra.

A partir de la boda el silencio se convirtió en mi religión. Un silencio que no solo era verbal; cada vez más delgada, fui desapareciendo, haciéndome más pequeñita (a pesar de los tacones), menos potencialmente peligrosa.

Cada nuevo traje de Felipe Varela era un poco más entallado, menos vistoso, más anónimo (como buena metáfora, el “rojo” quedó enterrado en el fondo de mi armario). Mi rostro, a base de carísimos tratamientos todo hay que decirlo, fue también perdiendo sus rasgos característicos, difuminándose en la nada.

Eso sí, el rictus no me lo hubiera podido arrancar ni el mismísimo Ivo Pitanguy.

Ese rictus tenso me delata. Porque callar a alguien como yo tiene sus riesgos pero también sus consecuencias.

Lo de Iñaki no me costó demasiado trabajo. Se veía de lejos que era la anatomía de un braguetazo. Una muy buena anatomía, todo hay que decirlo. Por mi experiencia periodística sabía las oscuras actividades que de forma encubierta practican algunas Ongs. Y a nadie le puede extrañar que mi suegro puede ser un buen maestro para ciertas prácticas de índole financiero oscuras y muy rentables. Yo misma puse en contacto a Urdangarín con su socio del instituto Noos. Lo demás salió rodado.

¿Ya les dije que durante años fui periodista? Pues eso.

Con Froilán fui más Rebeca de Mornay en “La mano que mece la cuna”. En las reuniones familiares le hablaba secretamente de lo divertido que era disparar. Y que dispararse a sí mismo era la mejor prueba para convertirse en el hombre valiente que un día podría convertirse en Rey. ¿Saben que en sus orígenes la Ley Sálica otorgaba el trono al hijo varón de la hermana del monarca? Entenderán que no estoy para dejar cabos sueltos. ¡Ay! Lástima que el niño tenga tan mala puntería. Va a ser cosa de familia…

Mi suegro me tiene un poco de miedo. A la gente lista y ambiciosa nos pasa mucho, sobre todo con esta gente que lo tiene todo por nacimiento. Deber ser por eso que, de vez en cuando, me pide consejo. Especialmente en el tipo de  asuntos que con la Reina y  sus hijos no puede comentar. Cuando me preguntaba qué me parecía lo de sus cacerías, sus amantes secretas o sus viajes a destinos desconocidos yo siempre le recordaba una cita de Pascal (es lo que tiene ser leída): “Un rey sin diversión es un hombre lleno de miserias”. Parece que la frase le llegó al corazón.

Ahora el camino está despejado y pronto dejaré de estar callada. Sacaré mis vestidos rojos del fondo del armario y el mundo se dará cuenta de que a las mujeres ya no se nos puede tapar la boca.

Prepárense para recibir a la primera Reina Republicana de la Historia.

MR. TEDIO

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Soy un virus muy contagioso. Un virus mortal.  Mis vías de transmisión no conocen límites. Como una plaga me cuelo en las casas, en las parejas, en las conversaciones, en los trabajos…Entro por los cinco sentidos y recorro las ideas, las articulaciones, el aparato digestivo y hasta los órganos sexuales.

A veces me instalo de por vida en una persona condenándola a la cadena perpetua de ser considerado lo menos apetecible del mundo: alguien aburrido. Aunque todos lo seáis un poco…

También condeno a muerte: Whitney Houston, Amy Winhouse o Mikel Jackson no fueron víctimas de las drogas. Eso es solo un síntoma. Yo les empujé al abismo al llevarles hasta el límite de mis posibilidades: aburrirse de uno mismo, de su propio personaje, de su propio éxito…Llegado a ese punto solo se puede desaparecer.

¿Y qué me dicen de mi poder en política? Si pusieran una papeleta  con mi nombre  en las mesas electorales ya veríamos quien gobernaba.

Pero no estoy solo. Junto a mí siempre va mi compañera más fiel: la ansiedad. Digamos que yo abro el camino y ella se encarga del trabajo sucio. Somos los Bonny & Clyde de las emociones. Yo más turbio, ella más peligrosa.

Con las últimas tecnologías parece que me lo han puesto más difícil ¡Já…! Ya hubiera querido el mismísimo Steve Jobs tener mi dominio sobre los medios. La televisión, internet, la multipantalla y todos sus derivados son mi mejor campo de acción.

Se presentan como el antídoto contra mi poderosa influencia y, por un momento, consiguen neutralizarme un poco. Pero ahí está mi chica para transformar el entretenimiento en ansiedad y finalmente, cual frontón, devolver la pelota a mi terreno: el tedio.

Mis únicos enemigos reales  son el pensamiento y la reflexión; juegan en otra liga. Tienen la capacidad de llevar a las personas hacia terrenos en los que sencillamente no puedo competir. Pero son tan pocos los que apuestan por ellos que no me preocupan.

Ah…También está el trabajo duro pero, como están las cosas, mejor no incidir en el tema.

No huyan de mi. Es la mejor forma de caer en mis cepos. Simplemente hurgen un poco en ustedes mismos y encontrarán la pócima para diluir mi venenosa energía.

Para muestra un botón:

EL CUERPO

¡Uy! Me acabo de arrancar un pelo del entrecejo ¡Estas jodidas pinzas…! Normalmente mis cejas me las cuida una amiga esteticiene que sabe lo que hace. Pero para el día a día me apaño yo, que me gusta a mí estar al detalle.

Depilarme las cejas ha sido un descubrimiento. Antes tenía la mirada…no se…como que no tenía mirada. Ahora en cambio, gracias al desbroce,  yo mismo frente al espejo me veo como más hombre, más desafiante… “Una mirada sin sombras”, me dice mi amiga.  Y así me siento yo.

Pero las cejas no ha sido lo único. Ahora mismo en el resto del cuerpo no tengo un pelo de tonto (je, je…) Excepto en la cabeza, claro. Empecé con el pecho que afeitao marca más el pectoral. Luego las piernas que para eso tengo unos pedazo de gemelos.  Y lo que más me costó, los brazos. Llegado hasta ese punto acudí a un centro especializado de depilación láser. Duele y cuesta una pasta pero mira, te lo haces de una vez y te quitas de preocupaciones.

A mí no me gustan las preocupaciones.

En el gimnasio hay gente que le gusta comerse el tarro. Les da por comentar las noticias de los periódicos ¡Joder! Como si con discutir de futbol no tuvieramos bastante. Y de proteínas que hay cada sobrao…

Yo voy todos los días al gimnasio antes de ir a currar. Pero no como esos “gays” (¿Lo he dicho bien? Je, je..) que van para mirarse al espejo y quitarse la  camiseta el sábado en la discoteca todo drogaos. A mi me viene  de puta madre. Para el coco y para rendir que yo soy un currante y en lo mío mejor estar fuerte. Y  bueno, alguna vez también me miro al espejo, je je…

Ayer me corté el pelo. Ya lo tenía corto pero me gusta llevar las sienes bien afeitaditas y  mi peluquera siempre me pone alguna mecha en el flequillo. Si, es una mariconada, pero a las tías les mola. Además qué coño, los recortes está de moda ¿No?

Luego me dirán que soy “metrosexual” ¡Valiente chorrada! Los metrosexuales son maricones reprimidos (se me ha escapao, je, je…) Me los llevaba ahora a mi curro, a ver qué hacían.

Y mi curro es muy importante. Entiendo tan bien a los toreros…Para mi ponerme el uniforme es como una ceremonia. Me convierto en un superhéroe. No es por nada pero me queda mejor que a muchos de las películas. Me siento fuerte, potente, capaz…O mejor, como me decía mi abuela, “imponente”. Si, me gusta sentirme imponente porque mi deber es ese: imponer la ley y el orden. Y el azul marino me sienta de puta madre, que me lo dice todo el mundo.

Hoy creo que tenemos lío, mejor que si no es un coñazo. Una “manifa” (¿Lo he dicho bien? Je, je…) no se de qué cojones. No me gusta saberlo, así me concentro más en lo mío.

Cuando estemos frente a ellos aguantando sus insultos y sus provocaciones, me acordaré , de mi pais, de mi abuela y de toda la familia de los que tengo delante. Y sabe dios que haré lo que tenga que hacer para resultar imponente.

Eso si, aunque aproveche para ejercitar mis músculos,  nunca diré lo de  «no tienes cuerpo ni de puta»…

Porque yo,lo que es al cuerpo,le tengo mucho respeto.